lunes, 25 de agosto de 2008

Elena Garro (IV)


Unos días después del 2 de octubre del 68 Sócrates Sánchez Lemus, dirigente estudiantil, culpa a Elena Garro de haber instigado el movimiento y de proponer a Carlos Madrazo como líder de los estudiantes. Luego, el 7 de octubre Elena acusa a 500 intelectuales, entre ellos a Luis Villoro, Emmanuel Carballo, Leopoldo Zea, Rosario Castellanos, José Luis Cuevas, Carlos Monsiváis, Eduardo Lizalde, Víctor Flores Olea, Leonora Carrington y Octavio Paz, de ser los organizadores: “Esos que se esconden son los catedráticos e intelectuales izquierdistas, los que embarcaron (a los estudiantes) en la peligrosa empresa y luego los traicionaron. Que den la cara ahora. No se atreven. Son unos cobardes...”


Los madracistas le piden que se esconda, pero ella misma llama a la Dirección Federal de Seguridad para exigir que la aprendan si la consideran culpable. Mientras, Helena Paz rechaza la invitación de su padre para asistir a la Olimpiada Cultural el 12 de octubre. Y finalmente, después de cuatro años de rechazo de los intelectuales mexicanos, manipulación de sus declaraciones por parte de la prensa, acusaciones políticas y paranoia creciente, Elena Garro y Helena Paz se exilian voluntariamente a Estados Unidos en 1972, antes de partir a Europa.
En el exilio se publican en México diversos trabajos de Elena: su genial obra de teatro Felipe Ángeles (1979) donde analiza dramáticamente y con singular lucidez política la Revolución Mexicana; su cuento Andamos huyendo Lola (1980), sus novelas Testimonio sobre Mariana (1981), Reencuentro de personajes (1982), La casa junto al río (1983) y Y Matarazo no llamó (1991).


Dos décadas después el sistema político en México no ha cambiado, el PRI sigue en el poder y Octavio Paz goza del favor oficial, pero Elena regresa para volverse a marchar y retorna definitivamente en 1993. Para entonces su prestigio literario también había crecido: le organizan un homenaje en Monterrey, le dan las llaves de la ciudad en Puebla, le disponen mesas redondas a las que acuden sus admiradores, festejan su presencia en otras ciudades y en Bellas Artes. Pero Elena se instala con su hija en un departamento miserable en Cuernavaca, con una atmósfera enferma habitada por 37 gatos y olor a cigarro.



Su novela Un corazón en un bote de basura es publicada por Grijalbo en 1995. Luego entre 1997 y 1998 se publican Busca mi esquela y Primer amor, Un traje rojo para un duelo, Mi hermanita Magdalena, y La vida empieza a las tres. Aquejada de cáncer de pulmón, su físico empieza a minar pero sigue fumando y sólo se alimenta de café y Coca Cola. Su obra Sócrates y los gatos aparece en Editorial Océano en 2003 y sobre ella elabora una ópera Luis Sandi.



Elena era una de las escritoras más leídas de México y sus obras se llevaban a escena en diferentes ciudades de la República cuando, delgadísima y encorvada por el cáncer, deseosa de un reconocimiento que nunca le fue suficiente, transida de odio a Octavio Paz y embargada por el anhelo de regresar a París, falleció el 23 de agosto de 1998 a la edad de 77 años.



Más allá de su atormentada vida o del escándalo, México debe a Elena Garro cientos de páginas literarias memorables y una visión indiscutiblemente honesta de la corrupción y el autoritarismo políticos en el México actual. Verla desapasionadamente implica reconocer la profundidad humana de sus contradicciones, su capacidad creadora y destructora, sus fantasías y realidades.

La más bella y acertada descripción de su personalidad proviene de Elena Poniatowska: ”Su cabeza era su campo de batalla y allí se encontraban sus buenos pensamientos y sus malas intenciones. Tenía lo que suele llamarse duende, ángel, y que va mucho más allá que el sex appeal estadounidense. Su magnetismo era el del sol. Como lo sabía, se vestía con todos los colores del sol, del ocre al amarillo, y entraba a las vidas como un rayo de sol, aunque claro, los rayos del sol pueden calcinar y dejar en los huesos. Amarrada a sí misma, centrada en su yo, su prosa también era solar como en Los recuerdos del porvenir”.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Es muy interesante lo que escribes sobre Elena Garro, es un condensado de su vida y obra por decirlo de alguna manera. Entre sus obras (pienso que anotaste lo más relevante de su producción literaria)faltó la novela Inés publicada en 1995. Si no la has leído te la recomiendo y si ya la leíste me gustaría saber tu opinión sobre la novela.

Anónimo dijo...

Hola Hernando, he leído tu texto sobre Elena es fluido e interesante pero me quede con ganas de saber tus fuentes. Ojala lo agregaras. Saludos.

Roman Jared Jaime Polanco dijo...

Muchas veces uno no reconoce lo que el otro hace, muchas veces pueden ser por tema de interés al ver que otros tienen reconocimiento sin saber que está sobrevalorado, dejan a las personas que de verdad deberían valorar