miércoles, 26 de septiembre de 2007

El violín

El importante movimiento cultural que hay en Mazatlán tiene un flanco desatendido: el cine. Más allá de un cine-club que trabaja con películas de catálogo, en cuanto a estrenos la ciudad depende absolutamente del circuito comercial. Películas como El Violín jamás llegan a cartelera y solo es posible verlas en video.

Sin embargo tal vez soy injusto. De hecho El Violín tuvo que acumular una larga serie de premios internacionales para ser distribuida en algunas ciudades de México. Ya la había visto todo Francia cuando fue recuperada por la revista Proceso y por Canana Films (la empresa de Diego Luna y Gael García) para proyectarla en el DF y en algunos cines de la República.



El Violín es la película mexicana más bella que he visto en mucho tiempo. Se trata realmente de una obra maestra y no son gratuitos los 34 premios internacionales que ha recibido. La permanente tensión que hace vivir a uno como espectador no impide admirar cuadro tras cuadro la poesía visual lograda con imágenes a la Buñuel y un sublime manejo del blanco y negro.
La película trata de un anciano violinista, don Plutarco Hidalgo, que introduce su música al ejército para recuperar las municiones de los rebeldes, escondidas en una milpa. Es una historia que retrata lo que somos, aunque lo ignoremos o neguemos, en muchos lugares de México y Latinoamérica: soldados a la caza de supuestos guerrilleros, comunidades desplazadas por la brutalidad del ejército, caciques oportunistas, y un movimiento popular de hombres, mujeres y niños campesinos, que comparten sufrimientos, códigos de clandestinidad y la decisión de enfrentar la violencia. Es inolvidable y doloroso el relato de don Plutarco que opone en términos mitológicos a los hombres ambiciosos que han llenado la tierra de oscuridad y tristeza, y a los hombres verdaderos cuyo único destino es luchar.
Al final de la película, Lucio continúa como músico rural la labor de Genaro, su padre, y la de su abuelo Plutarco. Esa escena me remitió a un diálogo presente casi al principio del film cuando Genaro dice refiriéndose al niño: “Va a salir más cabrón que usted y yo juntos”. Y don Plutarco contesta: “Ojalá”.

2 comentarios:

Oishi dijo...

Si hubieras conocido a Don Angel (que en la peli encarna a don plutarco), te habría parecido que su vida era una película. La película es fuerte, bien hecha y tiene el mérito de la independencia creativa.

Eliseo Litzy. dijo...


Creo que esta clase de películas deberían ser más conocidas, pues dejan un mensaje significativo, además de conocimientos nuevos ya que muchas retratan aspectos de la realidad.