martes, 27 de noviembre de 2007

El juego de Ulama


Entre las tradiciones arraigadas en los pueblos cercanos a Mazatlán está el Ulama, juego de pelota que se preserva en la región desde hace más de dos milenios. Que se haya conservado a la usanza original durante tanto tiempo obedece a la particular geografía del estado (aislado al oeste por el Océano Pacífico y al este por la Sierra Madre), a la condición insumisa de los indígenas de Sinaloa y al carácter liberal de los misioneros jesuitas a quienes se encomendó la evangelización en esta zona del país.

Interpretado por los invasores españoles como 'juego diabólico', el Ullamaliztli era la representación cotidiana, en el terreno del juego, de la cosmovisión indígena: vida y muerte, noche y día, enfrentados como fuerzas eternas, a la vez opuestas y complementarias. Desde la óptica occidental resultaba incomprensible que los partidos duraran hasta 8 días y que tanto jugadores como espectadores se entregaran a ellos con tal pasión que el equipo perdedor llegaba a ser sacrificado. Por eso el Ullamaliztli fue prohibido en 1585 y los campos de juego desaparecidos en todo el país.


Sin embargo cerca de Mazatlán el Ulama perdura. Las pelotas son de hule sólido, fabricadas artesanalmente con resinas vegetales de la región, y llegan a pesar hasta 5 kilos. El campo de juego o Taste mide 50 metros de largo por cuatro de ancho y está dividido por una línea central llamada Amalco. Los jugadores, cinco por equipo, cubren su cadera con una venda de tres y medio metros sobre la que colocan fajas de piel de venado y un cinto o Chimalo. Usan las caderas para empujar la pelota al campo contrario y anotar un punto o Ravit. Sin embargo los puntos no se acumulan sino que se restan y no se contabiliza el dos, sólo el uno o el tres. Debido a esto el juego puede prolongarse incluso por días, aunque hoy se conviene que dure solamente dos horas.


El Habal, Los Llanitos, La Palma Sola, Villa Unión, Puerto de Canoas y Potrero de Carrasco son lugares donde los pobladores todavía organizan juegos. También en El Quelite, pueblo mágico dedicado al turismo rural, el Ulama se juega regularmente y allí fueron tomadas por Salvador Herrera las fotografías que acompañan a este post. Las fotos del montaje superior (blanco y negro) pertenecen a una investigación del departamento de antropología de Cal State, L.A., dirigida por los doctores Manuel Aguilar y James Brady.

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