martes, 11 de septiembre de 2007

Sin maíz no hay país (III)

La Ley de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados, condena a la población mexicana a desconocer lo que come pues según el artículo 101, solamente los productos sin procesar están obligados a señalar en su etiqueta que son transgénicos: se refiere a los costales de semilla, pues. A fin de asegurar el “libre” flujo de ganancia de los empresarios de alimentos que verían reducidas sus ventas con la sola leyenda ‘transgénico’ en los envases, esta ley pone en riesgo potencial la salud de millones de consumidores.

Deja indefenso el patrimonio biológico de México porque el artículo 90 señala que sólo serán zonas libres de transgénicos aquellas que demuestren científica y técnicamente que no es viable cultivarlos o coexistir con ellos. ¿Se imaginan a un campesino haciendo fila en una oficina para demostrar “científica y técnicamente” que no quiere maíz transgénico en su parcela? Así aman a México, a su pueblo y sus recursos los que hoy dirigen el país.
Abre camino a las transnacionales para producir y comercializar en México sus variedades de grano transgénico patentadas. Quien las cultive, así sea por casualidad, tiene que pagar derechos de autor o exponerse a juicios “legales” y sanciones económicas. Peor aún: gran parte de las investigaciones actuales están enfocadas a crear semillas de maíz para producir etanol. Como la polinización no es controlable a cielo abierto estos transgénicos se cruzarán con el maíz criollo mexicano destinado a consumo humano. Y luego, quién sabe.

De esta forma los políticos neoliberales mexicanos se vendieron al poder económico mundial para arrojar definitivamente a la miseria a los grupos sociales más desfavorecidos. Así les quitan a los pueblos indios, como dice desde la UNAM Cecilia Conde, “lo último que tienen: el conocimiento y el poder sobre el maíz”.

Por lo pronto, como legalmente los empresarios no tienen obligación de informarnos qué alimentos de los que compramos todos los días contienen transgénicos, Greenpeace elaboró una “Lista roja y verde” que podemos descargar de la siguiente dirección. Se van a encontrar con muchas sorpresas.

http://www.greenpeace.org/raw/content/mexico/press/reports/copy-of-gu-a-roja-y-verde-de-a.pdf

Termino afirmando que hace falta un modelo económico y de desarrollo diferente, uno que beneficie a todos y no sólo a las transnacionales y los grandes empresarios, para volver a la autosuficiencia alimenticia y al respeto de la diversidad biológica y cultural del país. Los campesinos, los indígenas y los pobres no merecen el desprecio con que los trata el libre y racista mercado global. Los consumidores tampoco merecemos someternos a las componendas de los que dicen representarnos. El problema es de todos porque sin maíz no hay país.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Entonces ya no va haber esquites o no voy a saber si es transgénico?