miércoles, 21 de noviembre de 2007

El reino de Dios en México


Los españoles que invadieron México en el siglo XVI eran hombres de la Contrarreforma. Como reacción contra el poder religioso de los moros y contra el avance de las ideas de Lutero y Calvino, habían sido educados en Europa para defender al Papa, exterminando toda religión que no fuera la católica. El reino que instituyeron en lo que llamaban Nueva España fue católico y feudal en ideas pero estaba al servicio del naciente capitalismo mundial.



Por eso al consumarse la Independencia de México el clero católico se dispuso a defender los privilegios que había acumulado en más de trescientos años de poder español. Durante el siglo XIX financió revoluciones, derrocó presidentes, promovió invasiones extranjeras, condicionó la inmigración para asegurar que sólo ingresaran católicos al país, y monopolizó la educación.



El objetivo de los religiosos era totalmente terrenal: conservar, contra el avance del liberalismo juarista, las limosnas, los legados testamentarios y los diezmos sobre cosechas, mantener el cobro por administrar sacramentos y oficiar ceremonias, preservar sus casas de préstamo, la renta de tierras comunales, sus enormes latifundios improductivos y el 65% de la propiedad inmobiliaria que había acaparado en el país.


Entre la Guerra de Independencia (1810) y el Porfiriato (1877-1911) cinco jerarcas católicos ligados enteramente a quienes ejercían el poder político modificaron el rumbo de México. Impusieron al dictador Santa Anna para derrocar a Valentín Gómez Farías y la Constitución de 1824; provocaron la Guerra de Reforma al oponerse a Juárez y a la Constitución de 1857; promovieron la intervención francesa y el reino de Maximiliano; apoyaron la dictadura de Porfirio Díaz. Estos insignes mercenarios fueron los padres Matías Monteagudo, Francisco Javier Miranda, Pelagio Antonio de Labastida, Clemente de Jesús Murguía y Pablo Vázquez Vizcaíno.



Una opción para comprender mejor el papel del clero en la política mexicana del siglo XIX es la novela México ante Dios de Francisco Martín Moreno. Aunque el relato es un poco cansado, se sostiene en una trama muy simple: después de la violación de su hermana por un sacerdote, Valentín Altamirano dedica su vida a investigar los nexos entre el poder de la Iglesia y el poder político. Preso en San Juan de Ulúa por la policía porfirista, coincide en la celda con Ponciano Prieto, un caricaturista liberal a quien detalla la visión anticlerical que ha construido y lo insta a publicarla.


En pleno siglo XXI, la iglesia católica no se resigna a perder su poder. Aún después de decretado el laicismo en la educación y la vida pública mexicana, sigue luchando por todos los medios para restablecer el reino de Dios y sus privilegios ideológico-económicos en México. Ha conseguido reformas constitucionales, ha establecido alianzas con los cuestionados presidentes neoliberales Carlos Salinas, Vicente Fox y Felipe Calderón, e interviene activamente en la política.



Y envalentonada por la ola neoconservadora que tanto disfruta el Capitalismo Mundial Integrado, la iglesia católica mexicana ahora se especializa en provocar a la izquierda. El pasado domingo, la gente del cardenal Norberto Rivera hizo sonar ensordecedoramente las campanas de catedral por doce minutos durante un mitin político lopezobradorista, precisamente cuando hablaba Rosario Ibarra de Piedra. Según el periodista Pablo Becerra Acosta de Milenio, desde el reloj del templo varias mujeres y hombres se divertían de los inconformes y los provocaban burlonamente jalando las cuerdas de las campanas y tomándoles fotografías. Lo interesante es que al día siguiente estos mochos se convirtieron en víctimas y hasta hoy mantienen cerrada la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, un edificio cuya arquitectura es patrimonio de los mexicanos (mucho nos ha costado) y no de los religiosos. Benditos sean.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

se estan pudriendo en el infierno lod cinco sacerdotes y los k estan se van a pudrir tambien sobre todo Norberto rivera carrera perros para el dinero afortunadamente no son eternos ojala y mucha gente abriera los ojos a la realidad

Unknown dijo...

maldita escoria de la sociedad que se pudra con todos sus papas que han pasado a la historia pueblo abre los ojos y para los oidos ponte a leer historia de verdad que no te entorpesca la madre de todos los letardados ya basta.HTML/