sábado, 17 de noviembre de 2007

Romeo y Julieta (II)


La acción de Romeo y Julieta sucede en una antigua ciudad italiana, Verona, y refiere al enfrentamiento entre dos familias “de semejante dignidad”. Los conflictos civiles se resuelven en el tribunal de Villafranca presidido por el Príncipe. Gran parte del pueblo se dedica a labores artesanales (zapateros, sastres, pescadores) y es iletrado.


Se perfila a través de la obra una moral sexual muy particular. Son interesantes las bromas de los jóvenes Capuleto quienes gritan, aludiendo a la virginidad de las Montesco, “No soy mal pedazo de carne”. Mercucio llama a Romeo conjurándolo a que aparezca por “los ojos de Rosalina, sus trémulos muslos y los territorios adyacentes”. Luego, en otra parte dice: “aquí viene Romeo, sin las huevas, como un arenque seco ¡Ah, carne, carne, como estás de pescadeada!”. “Ahora estás mejor que gimiendo de amor (…) pues el loco de amor es como un gran idiota, que corre de acá para allá para meter su juguete en un agujero”.


Con la malicia de la mujer adulta, el Ama jura “por su virginidad a los doce años” y asegura que en vez de menguar, “las mujeres engordan por los hombres”. Sin embargo, algunas mujeres eligen como forma de vida el celibato y casi todas se casan muy jóvenes entregadas por sus padres: Julieta aún no cumple los 14 años y Paris objeta al Sr. Capuleto: “Más jóvenes que ella, las hay que son felices madres”.


Las ideas de Shakespeare acerca del oro afloran a través de Romeo quien, desterrado a Mantua, compra veneno a un viejo y empobrecido boticario:

Romeo: El desprecio y la mendicidad cuelgan a tu espalda; el mundo no es amigo tuyo, ni la ley del mundo; el mundo no ofrece ley que te haga rico; entonces, no seas pobre, sino quebrántala y toma esto.

Boticario: Mi pobreza, ya que no mi voluntad, consiente.

Romeo: Pago tu pobreza, no tu voluntad. Aquí tienes tu oro, peor veneno para el alma de los hombres, y que hace más crímenes en este mundo odioso que esos pobres compuestos que no deberías vender: te vendo veneno, tú no me has vendido ninguno.



Además de la lectura y las continuas representaciones de Romeo y Julieta, hoy puede uno disfrutar excelentes versiones cinematográficas. Entre ellas está la clásica de Franco Zefirelli, la adaptación libre de Baz Luhrmann filmada en México con Leonardo di Caprio en el papel estelar, y la que integra el drama a la vida del escritor bajo la dirección de John Madden: Shakespeare apasionado.

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