miércoles, 17 de octubre de 2007

La geometría del tiempo


Cuando en agosto de 2001 Pablo Martínez Corpus me invitó a inaugurar una exposición suya en el Museo de Arte de Mazatlán me topé con pinturas totalmente distintas a las que esperaba. Intenté comprender el brusco viraje de su obra a partir de una idea central: todos mantenemos nuestra identidad y sin embargo todos cambiamos. ¿Qué, en esta serie de cuadros, se mantiene del Martínez Corpus que yo conocía?, me pregunté. ¿Cómo enlazar conceptualmente la pintura anterior de Pablo, los juegos geométricos, con estas imágenes primitivistas, con estos mundos primigenios, con esta euforia nueva por la representación originaria?


La solución la encontré en un intelectual que entre los franceses es conocido como ‘el filósofo de la velocidad’: Paul Virilio. Y retomé un breve párrafo de este autor para decir: En esta exposición la geometría anterior de Corpus permanece, pero bajo formas más aventuradas que trascienden el espacio para conformar una geometría del tiempo, que sólo admite como perspectiva la vista aérea y el distanciamiento conceptual, o los ensambles de luz inscritos “ya no en un tiempo cronológico pasado-presente-futuro” como dice Virilio, sino “en el tiempo cronoscópico; subexpuesto-expuesto-sobreexpuesto”.

Crear el concepto 'geometría del tiempo' me permitió explicar por qué en el nuevo Corpus había un Homenaje a Tamayo cuya estable composición era simbólicamente tan veloz que congelaba y fosilizaba la tecnología, sumiéndonos en el vértigo del presente. En los nuevos cuadros había además un teléfono que se volvía rupestre y conducía aceleradamente el hoy a la gélida espiral de los mitos primitivos. Una ciudad de acerado origami que flotaba sobre barbaries paleozoicas de petróleo y sangre. Divisiones tajantes y horizontales que conformaban planos de tierra y cosmos, placas sedimentadas de humus y aluvión, espacios sucesivos de atardecer y polvo de estrellas, de fuego y luz.
Nuevos materiales se desplegaban al servicio de la intención del pintor -el ixtle, el pabilo, la marmolina, las tierras y los acrílicos-, para nombrar con asombro primario la espiral procreadora del sexo, la madeja deshilvanada del placer que abre unos labios vaginales, el movimiento animal de un pene que desenreda la unidad de la vida. En esa Zona Indómita (ver el cuadro con que inicia este post) se debatía la orografía femenina entre una constelación de signos terrestres que matizaban su animalidad para hacer surgir insospechados erotismos: espirales ocres abiertas al tacto, remembranzas fálicas y lúdicas, promesas de procreación, escaleras.


Aquí surgía también el trazo ancestral del Heloderma y de toda una fauna prehistórica representada con el goce de la erección originaria en desiertos grises de piel sedienta o en paredes de textura orgánica.


¿Cuánto hay de Pablo y cuánto de su padre en el Autorretrato (derecha)? Una enigmática figura, un malabarista de la representación -como don Aquino Martínez o como el mismo Pablo-, nos invoca con el poder mágico de los signos para regresarnos a los significados esenciales de la historia, a la unidad perdida del yo, al irrenunciable enigma del mundo. Se trata de un lúdico personaje que apresa el todo con tacto exaltado y con el corazón vaginal ligado al pueblo y a la tierra. La figura que lo representa es todo manos, toda creación, y nos recuerda las palabras de Fisher cuando define al artista como ‘el brujo supremo’.
Quisiera decir mucho más de Pablo Martínez Corpus con quien me enlaza una amistad de años, pero ante todo espero con ansia ver sus nuevas creaciones. Por el momento dejo para apreciación de mis lectores un cuadro de la serie La Tambora Sinaloense que obtuvo mención honorífica en el Premio de Pintura Antonio López Saenz, y adornó la contraportada del CD de Elisa Pérez Meza ‘Recordando al Trovador’.

1 comentario:

Jorge Ramiro dijo...

Es interesante leer mucho y por eso disfruto de aprender y buscar informacion diversa. En el ultimo tiempo le estoy dedicando mucho a la geometria del espacio ya que me parece algo muy importante y parte de nuestra cultura